Cuando estuve sola en casa, a las ocho y media de la mañana, ni siquiera me concedí a mí misma un momento. Mientras me duchaba, me lavaba la cabeza, me hice a toda prisa una toga de emergencia y me vestía de fin de semana, con tacones a pesar de la hora apenas me daba cuenta de que ocupaba ya hasta el menor resquicio de mi entendimiento; la más leve fibra de mi voluntad.
Y no dudé al salir del portal en dirección contraria a la que tomaba todas las mañanas, ni al entrar al callejón donde estaba su casa. No me tembló la mano al llamar al timbre, ni la voz cuando le solté el discurso que había venido preparando por el camino-una florida explicación que él encajó de pie, apoyado en la puerta, medio dormido y casi desnudo, después de tirar de mí hacia dentro como si quisiera aliviar el frío-; no me detuve siquiera a decidir si lo que estaba a punto de hacer era bueno o malo, y no lo hice porque no podía hacer otra cosa que no fuera ir hacia él.
Cuando ya no podía volver hacia atrás, me pregunté como había podido llegar hasta allí, y no supe muy bien que contestarme. Entonces, como si hubiera podido intuir la dirección de mis pensamientos; se acercó hacia mi por detrás; me rodeó con los dos brazos y no hizo nada más, sólo abrazarme, respirar al borde de mi oreja izquierda; acoplar a mi relieve el de su cuerpo y decirme que me necesitaba como respirar.
sábado, 21 de noviembre de 2009
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me encantan los abrazos :)
ResponderEliminarEs el deseo lo que te llevó hasta allí :) sin pensarlo!! más de una vez deberíamos hacer caso a nuestros instintos.
ResponderEliminarMe encanta la fotografía!
Besitos!
Y eso es demasiado :)
ResponderEliminarde todo , lo mejor es eso... necesitar cosas peqeñas q nos hagan sentir unicos
ResponderEliminarBesos
Genial. Eres capaz de trasmitir muchisimo sentimiento, porque eres capaz de sentirlo con mucha intensidad y eso es genial.
ResponderEliminarUn abrazo
Y eso lo es todo.
ResponderEliminarUn beso MUYGRANDE :)
El amor comienza cuando una persona siente que las necesidades de otra son tan importantes como las suyas propias.
ResponderEliminarNo ames a un hombre al que no admires.
El amor sin veneración sólo es amistad.
Todo un trayecto impulsado por las expectativas y la pasión, sólo puede merecer el trofeo de un abrazo así.
ResponderEliminarBonito y muy reconocible. Me gustó.
Cariños.
Transmisión sentimental.
ResponderEliminarAy, esos abrazos, esos abrazos.
ResponderEliminarMuá.
Y esos abrazos que parecen el alivio a todos nuestros males.
ResponderEliminarMe encanta la foto.
Un beso
Es P R E C I O S O!
ResponderEliminarA veces, creeme, es mejor que ni eso.
ResponderEliminar:)
Un beso!
Uno a veces no necesita siquiera pensar, solo dejarse llevar por la intuición por el sentimiento que al parecer es mutuo. :)
ResponderEliminarcuando las cosas se hacen por impulso son más hermosas (L. hacemos lo que sentimos y no lo que pensamos
ResponderEliminar¡No me digas más! Llevaba unos de esos zapatos que te hacen ir a sitios que no te esperas.
ResponderEliminarmiau
con
botitas
rojas
Excelentes letras.
ResponderEliminarSi lo mejor es hacer las cosas sin pensar, guiarnos por los impulsos. Así obtendremos la mejor respuesta, seguro
ResponderEliminarNo se si intentaba huír del frío.
ResponderEliminarPero a mi me has dejao helao.
i n c r e i b l e
A mí siempre me temblaba la voz, y peor, el corazón, cuando tenía que llamar a su timbre. Aún paso por delante de su casa y siento terremotos.
ResponderEliminarQué bonito, aunque me quedo algo confuso al no conocer más de la historia. Debo pues seguir el blog, leer lo anterior y lo venidero.
ResponderEliminarBello relato y fotografía.
Y gracias por el adulador comentario.
Adoro La Vie en Rose.
Precioso. Confieso que siempre quise que alguien me hiciera eso. Que acoplara su cuerpo al mío y me dejara sin respiración mientras respiraba sobre mí.
ResponderEliminarPor cierto, adoro La vie en rose, me has puesto una sonrisa en los labios. =)
Un beso, me pasaré por aquí.